Cuidando el físico... diviértanse

La hora en Lima

domingo, 1 de junio de 2008

Bajando la guardia

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!
¡¡¡Qué todos se quiten la máscara!!!
Este anuncio sería algo aterrador para la mayoría de la gente; y de un modo particularmente especial para los que han aprendido que la supervivencia en este mundo resulta mucho más fácil detrás de una máscara. ¿Te has dado cuenta que hay una máscara para cada situación de la vida? Sin importar cuáles son los verdaderos sentimientos, a pesar de la verdad, si te has convertido en un experto en esconderte detrás de este artefacto, no tienes que luchar contra tantas cosas que acompañan al hecho de tener una vida completamente abierta.
Si eres de las personas fuertes no es necesario admitir debilidad; si lo que tienes es una imagen inmácula de santidad no tienes que luchar con explicaciones para la gente sobre tus luchas; La seguridad en si mismo, evita el tener que responder a preguntas comprometedoras o de implicancias personales profundas, así sucesivamente las diversas poses nos permiten esconder distintos aspectos de nuestra persona, lo triste es que escondemos de este modo quienes somos realmente.
El único problema importante de este juego de las máscaras es que no es real; por lo tanto, nos obliga a escabullirnos antes que relacionarnos. Dicho juego promueve una actitud engañosa, produce una impresión falsa, en lugar de una realismo sincero que alivia y libera. Lo peor viene luego, y es que al esconder la verdad detrás de una apariencia falaz altamente sofisticada nos volvemos solitarios en vez de ser comprendidos y amados por lo que somos.
¿Cuál es el resultado? El mantener relaciones distantes. El no ser profundos y jamás pasar de conocimiento general y nunca llegar al verdadero ser. El vivir una vida cerrada, y tratar de representar un personaje que no somos, lo único que logra es un miedo mayor por el ser descubiertos tal como somos y levanta aún más las defensas para evitar ser descubierto tal cual somos.
El imperiosa necesidad de botar la máscara tiene como objetivo final cultivar tal ambiente de sinceridad que seamos libres de compartir nuestros sueños de una manera abierta, hablar acerca de nuestras esperanzas y pulir las metas que tenemos en la vida. Al convertirte en una persona alrededor de la cual es agradable estar, animamos esto mismo a otros; y en ese proceso de ida y vuelta, la existencia agobiante que podemos estar llevando se transforma en una vida significativa, mientras sustituimos nuestro aislamiento por la participación en la vida de otros y de los demás en nuestra vida.
Las palabras que comparto no se basan en ninguna filosofía humanista, psicología de moda o mentalidad de autosuperación. Debo decirte que creo plenamente en autoridad de La Biblia y por tanto las percepciones y y convicciones pasan por este filtro
El aislamiento trae consecuencias nocivas en nuestra humanidad puesto que nos necesitamos unos a otros; esto puede sonar paradójico: sin los demás nos ocurren cosas perjudiciales y desgraciadas. Muy diferente a que unos lazos constantes, significativos y seguros son esenciales sino queremos arriesgarnos a perder nuestra humanidad.
El aislamiento total constituye una práctica en todos los casos una situación intolerable para el ser humano adulto, aun cuando tengan provistas las necesidades materiales.
Te invito a conseguir una Biblia y leas en el libro del Eclesiastés el 4: 9-12 y reflexiones sobre diversas experiencias de tu propia vida en la que te beneficiaste por tener a alguien a tu lado mientras te encontrabas con alguna necesidad específica.
"Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (Jesús en Juan 15: 15). Con Jesús podemos quitarnos la máscara con confianza y sobe todo la seguridad de ser aceptados como somos para así en sus manos ser transformados al carácter de Jesucristo y a vivir una vida en abundancia (Juan 10: 10), que me permita por el conocimiento del Evangelio ser verdaderamente libre, obedeciendo las palabras de Jesús y viviendo la verdad del evangelio (Juan 8: 31, 32).
Abajo las máscaras, para conocer a Jesús no necesitas de ellas pues al ser tu Creador te conoce tal como eres y busca que le entregues tu vida para obrar en ella abundantemente.