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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Los hipócritas en la iglesia

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

La misión de los líderes religiosos que retaron a Jesús no era por la verdad. Los líderes religiosos protegían su sistema religioso que se había institucionalizado y se movía por intereses políticos más que espirituales. Por eso no reconocieron a Dios cuando estuvo entre ellos.
Esto es hipocresía: pretender tener pureza o una pasión por Dios tan sólo por apariencias. La presencia de hipócritas en cualquier iglesia le da a los oponentes una amplia oportunidad para retar nuestra fe. Es una enorme piedra de tropiezo hasta para las personas que quisieran creer en Jesús. Y pudiera ser un gran reto para tu propia fe.
Queremos compartir algunas respuestas para las personas que preguntan: "¿Qué de los hipócritas en la iglesia?"

* La hipocresía no es única en el cristianismo. Tristemente, es fácil hoy en día encontrar hipócristas en cualquier religión o aún en la antirreligión como lo es el ateísmo. Podemos pensar en los religiosos populares o formales que se encomiendan a un "santo" antes de empezar su labor de estafa o hurto. O quienes viven el desenfreno de vida. Realmente hipócrita es una palabra demasiado inocente para describir sus vidas. Sus actividades, religiosas e inmorales, no son ocultas, todas se hacen abiertamente.

* La condenación de la Biblia al pecado de la hipocresía es clara. Al volar las mesas en el templo, Jesús visiblemente demostró su ira contra la falsa espiritualidad. Podemos leer sobre esto en Juan 2: 12-25. La Biblia en Mateo 24: 51 promete claramente que Dios juzgará a los hipócritas.

* La Biblia enseña que el juicio de los hipócristas no será inmediato. Jesús dijo que "la cizaña" y "el trigo", hipócritas y verdaderos creyentes, existirían lado a lado hasta el día del juicio; y apuntó que arrancar la cizaña ahora a menudo destruiría el trigo (Mateo 13: 24-30).

* Aunque no nos guste el hecho que Dios no juzga tan rápido como quisieramos, debemos ser agradecidos por su misericordia. Pedro escribe lo siguiente: "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tiene por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3: 9).

Como un Dios santo que desea grandemente un pueblo puro (Tito 2: 11-14), Dios se enfada más con la hipocresía que nosotros mismos. Vivamos de manera consecuente y no seamos apañadores en primer lugar de nosotros mismos y volvamos a la cruz de Cristo, y humillémonos ante el Salvador y no dejemos que hipócristas ensucien el Nombre del Señor.

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