Cuidando el físico... diviértanse

La hora en Lima

domingo, 25 de julio de 2010

Conociendo sobre el compromiso 2


MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

¿POR QUÉ COMPROMETERSE?
Al acercarme a la Palabra de Dios en busca de razones para romper con el aislamiento y la superficialidad, descubro dos hechos ineludibles: Dios lo manda, y la iglesia lo necesita.
Dios lo manda
Romanos 12: 9-16. Todos estos versículos son en realidad una consecuencia del primer mandamiento: “El amor sea sin fingimiento”. Fíjense en los versículos 9 y 10.
¡Fuera la hipocresía! ¡Digamos adiós a la indiferencia! Dios manda en estos versículos que nos abramos, aceptemos y afirmemos unos a otros. Esto significa resistir conscientemente a la corriente de hoy en día que plantea excusas como:
• Estoy demasiado ocupado
• No vale la pena arriesgarse
• En realidad no necesito a nadie
• Si me muestro como soy pareceré tonto
• Si muestro mi afecto y preocupación seguro que voy a sufrir
Dios nos manda que nos interesemos unos por otros porque hemos sido creados seres dependientes unos de otros. ¿Recuerdas lo que Dios dijo sobre Adán antes de darle a Eva? (Génesis 2: 18).
El cuerpo lo necesita
1 Corintios 12: 20-27
Para que el cuerpo de Cristo funcione deben trabajar todos juntos, en equipo. Para disipar la división necesitamos comprometernos unos con otros; con el único objetivo reprimir la enfermedad… reparar las fracturas… acelerar la curación. Además debemos asistirnos unos a otros como servidores y amigos, al igual que el cuerpo humano viene en ayuda de sus partes dañadas.
Por experiencia puedo decir que no podemos vivir solos, no podemos pensar que el ojo no necesito del resto del cuerpo.
En la familia de Dios no existe tal cosa como un miembro totalmente independiente: podemos actuar así durante un tiempo, pero finalmente Dios nos muestra cuánto nos necesitamos los unos a los otros.
¿QUÉ INCLUYE EL COMPROMISO?
1 Corintios 12: 25-27. Aquí encontramos por lo menos tres ingredientes particulares del compromiso: la espontaneidad, la vulnerabilidad, y la responsabilidad ante otros.
La espontaneidad
1 Corintios 12: 25. Dios busca una disposición espontánea por nuestra parte; no queriendo que todo funcione a base de órdenes.
Cuando Dios inspira el compromiso, éste no es artificial, jamás supone algo forzado… sino que brota de manera espontánea. No hay leyes al respecto, ni obligación mortificante. Se hace porque la persona quiere, no debido a que tiene que hacerlo.
Vulnerabilidad
1 Corintios 12: 26. Aquí encontramos mucho de sentimiento personal del apóstol. Aquel que se interesa por los demás no representa el papel de “impecable”. ¡¡¡No!!! Es humano, vulnerable, es alguien susceptible de recibir heridas, expuesto al ataque, a la incomprensión, al daño; es alguien desprevenido como cualquier otra persona.
Cuando aparecen heridas en la vida la gente vulnerable se mancha.
Marcos 14: 3 y Juan 12: 3
Así sucede con la vulnerabilidad: es arriesgada, pero tremendamente esencial.
La responsabilidad ante otros
1 Corintios 12:27. No somos únicamente un cuerpo impresionante, sino también individuos, unidades particulares que llevan a cabo funciones vitales. Eso significa que tenemos responsabilidades unos con otros.
En un mundo de aislamiento y anonimato, resulta un consuelo saber que estamos vinculados unos a otros. Le importamos a alguien. Alguien se interesa por nosotros. Alguien se fija en nosotros. He ahí otra ventaja de la participación.
La iglesia te necesita. Y lo que más, tú necesitas a la iglesia. Por ello debemos establecer y mantener un compromiso significativo, y así evitar tragedias en nuestras vidas.
No olvides que el aislamiento es un asesino de lo peor. En serie. Al afirmar nuestro compromiso no es simplemente un lujo en medio de tanta ocupación; sino el reconocer lo esencial que es para sobrevivir.

Conociendo sobre el compromiso 1


MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

¿QUÉ ES EL COMPROMISO?
Comprometido: “Incorporar como participante, relacionarse estrechamente, conectar, incluir”.
Los cristianos tienen por lo menos cuatro aspectos de compromiso que mantener:
• Nuestro compromiso con Dios. En el pasado ese compromiso dio como resultado la salvación de nuestra alma. Ahora es nuestro diario andar con Cristo cada día. Para mantener nuestra estrecha conexión con nuestro Señor, pensamos que Él debe hacer nuestros planes, oramos, exploramos la riqueza de su Palabra. Este es el compromiso más importante en la vida pero no sucede automáticamente.
• Nuestro compromiso con la familia. Padres, hijos, cónyuge, parientes… sean o no cristianos, todos ellos componen el círculo de contacto íntimo, y están incluidos en nuestros pensamientos.
• Nuestro compromiso con otros cristianos. Estos usualmente se encuentran en la iglesia a la que asistimos; y su número crece en la medida que nos conectamos con otros por intereses comunes.
• Nuestro compromiso con los no creyentes. Trabajamos juntos, hacemos negocios con ellos, vivimos cerca de sus casas, vamos en los omnibuses junto ellos y por lo general son quienes llenan nuestros entretenimientos y pasatiempos.
EL COMPROMISO CON OTROS CRISTIANOS
Hay una realidad de fe, nos necesitamos unos a otros. ¿Cómo podemos establecer una relación sólida? ¿Cómo relacionarnos sin estar dañándonos? La respuesta bíblica es “compromiso”; o para ser más literales al concepto bíblico: comunión.
Hechos 2: 42
La iglesia que recién empezaba en términos de vida física no tenía nada, ni siquiera una copia completa de Las Escrituras. ¿Qué hacían? Se dedicaban a la instrucción de los apóstoles, a las ordenanzas, a la oración y a la comunión.
Comunión = koinonía = raíz, común
Revelación de lo unido que estaban los creyentes… Hechos 2: 43-45
OBSERVACIONES EN CUANTO AL COMPROMISO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Hay cuatro características resaltantes del compromiso mutuo de los primeros cristianos:
• Era asumido por todos (la palabra “todos” aparece dos veces)
• Ayudaba a mantenerlos unidos en tiempo de gran necesidad
• Era totalmente auténtico, espontáneo, nunca forzado
• Aumentaba su sentido de unidad y armonía
Hechos 4: 32, 43, 35
Esta koinonía se expresa en dos direcciones:
A. Se emplea en el sentido de compartir algo con alguien (alimento, dinero, suministros, aliento, tiempo e intereses).
B. El participar de algún asunto con otro: en el caso de algún gusto, planes, éxito, fracaso, necesidad, o una aflicción.
Esto significa que la koinonía bíblica nunca se hace solo. El deseo de Dios para sus hijos es que estemos unidos personal y profundamente los unos en la vida de los otros.
“¿Cómo te va?... Pásalo bien” que son frases superficiales o de compromiso para nosotros, en aquel grupo del primer siglo, no tenían lugar pues en ellos no había nada de esa falta de compromiso.

sábado, 3 de julio de 2010

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

Nunca dejes de aprender, recordar y volver una vez más a las Escrituras, La Biblia. Ella es el libro de la vida y su consejo es pertinente para conocer a Dios, saber pensar, meditar para decidir y saber actuar en cada etapa de neustro existir. Esta es una oportinidad que no debes dejarla pasar. Inscríbete en un curso, vuelve a entrar a otro y repasa lo que ya conoces. Dios te guíe en el camino al conocimiento de Él.