Todo ser humano,
no importa su raza, lugar de ubicación o cualquier otra característica, todos,
combatimos con lo mismo: los deseos desordenados, los cuales se presentan en
distintas circunstancias y en los momentos menos esperados muchas veces. Los
deseos desordenados están presentes de manera persistente en cristianos y en
aquellos que no lo son. Muchos piensan de manera equivocada que el matrimonio
hará desaparecer la tentación; pero esto no es así. El hecho de casarse no
cambia el deseo natural que de manera desordenada se presenta en el ser humano,
sea hombre o mujer. Ya desde muy antiguo otros han tratado de combatir los
deseos desordenados aislándose completamente, sin embargo sus pensamientos
sensuales van con ellos, luchando y reclamando su atención y satisfacción; ni
aún el ser llamados a servir una vocación cristiana ayuda a deshacerse de ellos.
Pregúntale a cualquiera que trabaja en la obra de Dios, la tentación es tan
cruel como para cualquier otro mortal sobre la tierra. La tentación siempre
está ahí, para todos por igual… pidiendo ser satisfecha.
La gran pregunta
que cada uno se puede hacer es: ¿cómo puedo vencer las tentaciones morales?
¿cómo puedo decir no cuando los deseos desordenados dicen sí, con suma urgencia
para su satisfacción? ¿cómo vivir así? Pero la gran pregunta y desafío personal
que cada uno se hace es: ¿Podré en algún momento conquistar y vencer la
sensualidad que corre por mi cuerpo? Estas son preguntas que la mayoría de la
gente se hace y sobre todo los jóvenes tienen en mente y se hacen mil veces,
sobre todo cuando han decidido tener una vida pura… pero no obtienen respuesta.
Tal vez la solución este en buscar ayuda, pero pocas veces la encontramos, sea
porque nos sentimos cortos pues es un tema delicado y muy íntimo por lo
vergonzoso que nos puede resultar; y para que este asunto sea más difícil, nos
encontramos rodeados de personas que creen que son los únicos que les pasa esto
de la manera que lo viven, tan candente e incontrolable, entonces muchos
piensan que la única manera de manejar la tentación y deshacerse de este deseo
es cediendo a ella. Por ello muchos propugnan que debemos vivir satisfaciendo
nuestros deseos. ¡¡¡Qué consejo tan estúpido!!! No es más que caer en la
decadencia humana y no buscar un rumbo seguro que nos conforme para lo que
hemos sido hechos.
La Biblia no
rehúye los temas difíciles. Muy por el contrario los relata y nos ofrece un
consejo sencillo y factible que funciona. Nos presenta promesas veraces y nos
llenan de esperanza, poder y seguridad para todos aquellos que están cansados de batallar sin resultado aparente y de
vivir hundidos en la culpa o frustrados
porque no desean vivir así pero la realidad les lleva por caminos tormentosos.
Este es el propósito de esta serie de temas sobre la sensualidad y la capacidad
de resistir el encanto de la lujuria. Cree que con Jesús y el poder de la
Palabra de Dios puedes ver un cambio radical en tu vida, confía en Dios y verás
cómo su Espíritu Santo te lleva a una vida firme y en libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario