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Salmo 19
La gloria de Dios en la Creación
Del maestro de coro. Salmo de David.
1 El cielo proclama la gloria de Dios;
de su creación nos habla la bóveda celeste.
2 Los días se lo cuentan entre sí;
las noches hacen correr la voz.
3 Aunque no se escuchan palabras
ni se oye voz alguna,
4 el mensaje llega a toda la tierra
y hasta el último rincón del mundo,
hasta donde el sol tiene su hogar.
5 Y el sol sale como un novio de la habitación nupcial,
alegre como un atleta al emprender su camino.
6 Nace el sol por un lado del cielo
y da la vuelta hasta llegar al otro,
sin que nada pueda huir de su calor.
El testimonio del universo aparece consecuente y claro, dando a conocer quién hizo todas las cosas y la majestad del Creador. Pero la pecaminosidad humana resiste esta declaración natural de forma persistente y busca sin razón alguna desacreditar la obra del Creador y al Creador mismo. Por esta razón la revelación natural no puede convertir al pecador, pues su pecado le impide ver al Creador y reconocer su Señorío sobre toda cosa creada, creyentes y no creyentes. Esta imposibilidad no quita en ningún caso la tremenda responsabilidad que el hombre tiene por su negación de Dios.
En la Biblia, Dios es el creador y gobierna sobre toda la creación.
La salvación viene en último término sólo mediante la revelación especial o personal, es decir, según la Palabra de Dios la aplicación eficaz es por obra del Espíritu Santo. Dando a conocer la obra de Cristo como el Hijo de Dios hecho carne, quien murió en la cruz y resucitó al tercer día por los pecadores. Asegurando así la salvación de todo aquel que cree por la fe en su obra.
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