“Aconteció
después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme
conmigo”. –Génesis 39: 7-
A esto
podríamos llamar un ataque directo de los deseos desordenados. En el idioma hebreo
en el que originalmente se escribió este pasaje dice sobre la mujer, “levantó
sus ojos”, lo cual significa que tenía puesta toda su atención sobre él. Seguro
que había estado observando detenidamente a José, no con ojos de supervisión
sino con los ojos del deseo y el placer. Su mirada seguro llevaba a despertar
su imaginación a los actos sexuales más placenteros y lujuriosos posibles.
Tenía las imágenes claras de estar en sus brazos y ofrecerle todo su amor.
Con mucho
tiempo libre para hacer lo que le venga en gana, la Sra. Potifar se dejó
dominar por los deseos desordenados. Ella trató de atraer a este hombre tan
guapo con palabras sensuales llenas de placer a la espera que él cayera en sus
brazos apasionados sin mucha resistencia.
Los
entendidos en la cultura del antiguo Egipto, verifican que las mujeres egipcias
de la antigüedad fueron de las primeras en considerarse liberadas. Los
testimonios que han recogido los antropólogos y los restos arqueológicos
descubiertos expresan silenciosamente del relajamiento moral de las mujeres
egipcias hace miles de años. Esto explica perfectamente la descarada
proposición de la Sra. Potifar tuvo para con José.
En tal
situación y entendiendo el entorno social liberado de esa época la respuesta de
José debe haber asombrado a aquella mujer, tanto igual o más que a nosotros en
nuestros tiempos de similar situación social. Es más esa respuesta es un
tremendo desafío en nuestros días donde la realidad y la formación social nos
induce a satisfacer nuestros deseos sensoriales sin ningún tipo de límite.
Miremos los versículos 8 y 9…
8 “Pero José se rehusó y le dijo a la
esposa de su amo: —Mire, conmigo mi señor no tiene nada de qué preocuparse en la
casa. Me dio todas sus posesiones para que yo las cuidara. 9 No hay nadie en esta
casa que se iguale a mí. Lo único que él me ha negado es a usted, porque es su esposa.
¿Cómo puedo yo hacerle a él algo tan malo y cometer un pecado ante Dios?” –PDT-
Tal como había sido de avezada la
proposición de la Sra. Potifar hacia José sobre la satisfacción de los deseos
lo fue de cortante y determinante la respuesta que José expresó claramente a
ella.
Por ningún motivo cedió. ¡¡¡¿Cómo pudo
hacerlo?!!! Es la gran pregunta que nos hacemos, es increíble porque todos
sabemos lo que un hombre puede sentir ante tan ventajosa situación de placer y
lo que es para una mujer que piensa como la Sra. Potifar.
Recreemos la escena… Ella estaba allí,
disponible, sin ningún pudor y con todo el deseo. Todo se hubiera podido
mantener en secreto con suma facilidad. José era un joven soltero y tal como
nosotros hoy en día con fuertes deseos sexuales, sentía lo que tú en este
momento puedes estar sintiendo. Es como si estuviéramos experimentando esta
situación ahora. ¿Cómo pudo rechazarla entonces?
Lee detenidamente estos versículos:
·
El
rechazó su oferta en base a la razón. Eso nos dice de convicciones bien claras.
Lo ocurrido era una tontería. ¡Era echar por tierra toda la confianza que tanto
trabajo y esfuerzo había costado a José! Recuerda que él era simplemente un
esclavo. Él jamás perdió de vista esto, en una situación tan comprometedora y
donde si alguien perdía era únicamente él (v. 8).
·
José la rechazó
por cuanto su conciencia también le marcaba claramente la conducta a seguir en
una situación así de extrema. Para él era inconcebible manchar el nombre de
Dios (v. 9).
¿Qué pasó entonces? ¿La Sra. Potifar reconoció su error? ¿Se dio por
vencida? De ninguna manera. El acoso no fue sólo por un día sino que el relato
bíblico nos refiere que ella misma insistía día tras día; pero del mismo modo
nos dice que José la rechazaba constantemente al punto que dejó de escucharla
tomando distancia totalmente de ella.
José resulta un hombre digno de admiración. Mujer, ¿no quisieras un
hombre así de fiel? Hombre, ¿quisieras tener ese dominio propio? José estaba
determinado a no ceder, y simplemente actuó de una manera práctica de modo tal
que así se mantenía lejos del alcance de los deseos desordenados de la Sra.
Potifar. ¡Una estrategia inteligente por ser totalmente viable!
Cualquiera que haya jugado con los deseos desordenados, puede decir que
cuando se apodera de uno queda descubierto totalmente y a total merced de ese
deseo. Es como un fuego descontrolado que finalmente quema.
Tremenda situación. No te pierdas la siguiente entrega donde veremos cómo la experiencia humana se puede volver aún más comprometedora. El obrar rectamente tiene situaciones materiales no necesariamente deseadas. Vive la victoria pues Dios ha puesto su presencia en los que creen por la fe en Jesús como su Salvador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario