Mis amados jóvenes, y todo cristiano que lee estas líneas.
Debo ser profundamente sincero con cada uno de ustedes. Tú y yo estamos
rodeados de una corriente continua de sugerencias sexuales estimulantes. El
mundo de las propagandas, revistas, novelas y programas de televisión; el cine
y la moda que tiene una atracción única hoy en día, y aún todo aquello que hoy
se llama obra de arte pero que cae dentro de la categoría de los apetitos
sensuales.
La verdad es que no hemos sido llamados a limpiar el mundo,
sino a ser sal en él y ser luces en medio de esas tinieblas.
Esa sal pierde su sabor y la luz se apaga cuando permitimos
que esas sugerencias estimulantes capten nuestra atención. Dejamos de vivir
para el propósito para el cual fuimos creados y por el cual murió Cristo en la
cruz para someternos a los deseos que nuestra naturaleza rebelde al orden
determinado por Dios. Mientras más aceptemos a los instintos de este cuerpo
natural, menos resistencia tendremos y llegaremos a perder nuestro dominio
propio. Despacio y silenciosamente nuestras fibras espirituales y morales
decaen, dejándonos como una presa indefensa frente a su depredador; en nuestro
caso ante el deseo desordenado de nuestra carne. Es como las olas de un mar embravecido
que finalmente destruye las filosas rocas de la orilla. Ese choque continuo del
deseo desordenado con nosotros mismo trata de destruir toda norma y principio
interno que sostiene a toda vida recta. Si dejamos que cada embate del deseo
desordenado penetre más y más, esos pensamientos dañinos tomarán refugio y
destruirán nuestra afilada sensibilidad espiritual. No importa cuán afilada
haya esto ésta.
Te hago una advertencia con toda la autoridad de la Palabra
de Dios. ¡¡¡Toma el control de tus pensamientos!!! ¡¡¡Tú lo puedes hacer!!!
Tienes la presencia de Dios por medio del Espíritu Santo y por tanto ¡¡¡Debes
hacerlo!!! Se extremadamente cuidadoso con lo que tus ojos observan y tus oídos
escuchan. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a filtrar todo lo que pasa por
tu mente. Pero ten presente que ante la PASIÓN solo hay una directiva de parte
de Dios, HUYE (2 Timoteo 2: 22). No negocies, no consideres que se puede, no hay
que ser tan radical. Por algo Dios ordena huye. Una vez que toda la fuerza de
la pasión se desata es indomable e imparable.
Si oyes la voz de Dios en este punto Él te proveerá con
disciplina y el discernimiento necesario para con rapidez y astucia huir de esa
circunstancia y/o momento, con la conciencia de prepararte y fortalecer para el
próximo embate. Nunca pienses que fue el último. Vive cada día, porque cada día
trae su propio afán. Si Dios pudo darle a José la fortaleza necesaria para
resistir el ataque sensual de aquella mujer hace tantos siglos, y si hoy
atiendes su voz y te sometes a Él íntegramente, Él hará lo mismo que hizo por
ti en el día de hoy.
Es necesario que te repita el principio fundamental…
CONTROLA TUS PENSAMIENTOS. Si no logras un disciplinado control sobre ellos, te
aseguro que en poco tiempo caerás como un hombre que salta al vacío sin
paracaídas en las garras del deseo desordenado. Dios te ofrece un camino mejor
que el deseo desordenado. Un camino seguro sin fluctuaciones, el único camino
para vivir victoriosamente:
“Digo, pues: Vivan
según el Espíritu,
Y no satisfagan el
deseo de la carne”.
(Gálatas 5: 16)
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