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viernes, 19 de octubre de 2012

LA SENSUALIDAD 6: Análisis de la tentación a la luz de las Escrituras 1

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

Vamos a tomar tres pasajes de las Escrituras que directamente tratan con la tentación, esto es, incluyendo a la sensualidad; estos pasajes son Mateo 4: 1-11; 1 Corintios 10: 13; y Santiago 1: 13-16. Cada uno enfatiza una verdad importante que nos ayuda a contrarrestar nuestra tendencia natural a ceder a la tentación. Recuerda que todos los seres humanos sin excepción tenemos una predisposición al mal, la Biblia lo llama pecado y nos habla sin tapujos de su realidad y las consecuencias fatales que seguir su senda ancha y popular trae para nuestra vida. Ceder a la tentación es una verdadera caja de Pandora, tal cual se presenta en la mitología griega, pues no sabemos lo que nos sobrevendrá ni tenemos el control de los mismos.
La persistencia de la tentación (Mateo 4: 1-11)
Esta es la conocida historia de la ocasión en que Satanás tentó a Jesús. Satanás lanzó un ataque completo desde todos los frentes contra el Hijo de Dios, pero Jesús nunca cedió. ¡¿Cómo lo hizo?! ¿Por qué pudo resistir y hacer frente al tentador? ¿Qué fue lo que le dio la fuerza interior para no ceder? Si lees con cuidado los once versículos que buscamos comprender en toda su trascendencia y lo haces despacio en voz alta oirás con tu propia voz la siguiente frase tres veces:
… Escrito está… (v. 4)
… Escrito está… (v. 7)
… Escrito está… (. 10)
Después de cada una de estas frases, Jesús hizo referencia a tres pasajes del Antiguo Testamento: Deuteronomio 8: 3; Deuteronomio 6: 16 y Deuteronomio 6: 13. Cuando el Señor Jesús fue tentado, utilizó la Palabra de Dios para dar respuesta a cada argumento de la tentación utilizado por Satanás y el detalle resaltante es que mencionó de memoria cada pasaje tomado de las Escrituras para hacer frente la tentación.
Con relación a esta situación podemos encontrar en las Escrituras que la única arma ofensiva de la armadura del soldado de Dios descrita en Efesios 6: 10-17 es “la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. El idioma en el que se escribió el Nuevo Testamento es el griego y el término que se usa para “palabra” en su sentido esencial significa “dicho” y este término hace referencia directa a algo que ya se ha hablado antes.
Vamos a tomarlo literalmente. Cristo lo hizo así. Él siempre habló las palabras de las Escrituras. Jesús siempre desenvainó la espada del Espíritu Santo en la cara del tentador. Dios honró la verdad, la que sólo sale de su boca. Leemos en Mateo 4: 11 (inmediatamente después de la tercera vez que Jesús citó las Escrituras), entonces el diablo lo dejó.
Si tú quieres mantenerte fuerte en contra del poderoso magnetismo de los deseos desordenados, conoce la Palabra de Dios y cítala en voz alta. Lee lo que el salmista nos dice:
“¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.
Con todo mi corazón te eh buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.
En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
(Salmo 119: 9-11)
Un corazón puro “guarda” la palabra. Por esta razón en otro pasaje de la Biblia se nos advierte lo siguiente: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” –Proverbios 4. 23-. No es una cuestión al azar lo que pasa en nuestro interior, tiene mucho que ver con qué alimentas tu mente, tus sentimientos y tus pensamientos.
La próxima entrega analizaremos otro pasaje relacionado a la tentación de los deseos desordenados.