Creciendo cada día

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!



Nada aparece de un día a otro, hemos sidos puestos sobre esta tierra para vivir desde las experiencias más tiernas y totalmentes dependientes como bebés hasta finalmente tomar decisiones propias como personas adultas. Cada experiencia de la vida nos va formando para poder decir lo que somos en cada momento que nos toca vivir. El presente de lo que somos es el resultado de todas las experiencias vividas y las decisiones que frente a ellas vamos tomando. En muchas ocasiones las consecuencias no son las que esperamos, en otras son menos de lo esperado, menos serán las que cubren las expectativas o van más allá de ellas, pero esto causa distintos impactos emocionales que forjan el carácter y determinan reacciones, pensamientos, sentimientos, etc.
¿Cuánto de todas estas experiencias están bajo nuestro control? La gran mayoría escapan a nuestra capacidad. Por no decir en realidad que todas lo hacen.
¿Cómo podemos explicar entonces que las cosas suceden? ¿Cómo explicar mi existencia? Más aún, ¿cómo entender que las cosas pasan en el momento justo? La realidad material proclama un orden, una mente superior con criterio, con arte y gusto por los destalles y la perfección.
Alguien te hizo y se preocupó de cada detalle de tu persona, tanto de lo material que eres como de lo que guardas en tu ser interior.
El Salmo 139: 13-16 nos dice:
13 Tú hiciste todo mi cuerpo.
Tú sabes todo de mí,
desde que me hiciste tomar forma
en el vientre de mi madre.
14 Te agradezco porque me hiciste
de una manera maravillosa;
sé muy bien que tus obras son maravillosas.
15 Tú sabes todo de mí.
Tú viste mis huesos crecer
mientras mi cuerpo se formaba
en el vientre de mi madre.
16 Tú viste formarse cada parte de mi cuerpo;
todo ya estaba escrito en tu libro;
fueron formadas a su debido tiempo,
sin faltar una sola de ellas.
¡Qué maravillos es esto! Entonces, necesitamos a Dios de manera necesaria, pues si es Él el dador de la vida sólo Él puede guiarnos para comprenderla y saber experimentar su pasar sobre esta tierra.
Nada puede reemplazar su lugar en el ser humano. Volvamos a Dios y vivamos la plenitud de vida ofrecida por Él.