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lunes, 29 de abril de 2013

LA SENSUALIDAD 8: Un análisis de la tentación a la luz de las Escrituras 3

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!


Nos toca conocer a fondo Santiago 1: 13-16. Santiago, como un cristiano práctico, nos muestra la escalera descendente que se abre frente a aquellos que ceden a las tentaciones. Leamos con cuidado:                                    “Cuando alguien tenga una tentación, no diga que es tentado por Dios, pues a Dios no lo tienta la maldad ni tampoco él tienta a nadie. Uno es tentado cuando se deja llevar por un mal deseo que lo atrae y lo seduce. Luego, el deseo malo da a luz el pecado, y el pecado, una vez que ha crecido, conduce a la muerte. No se engañen, mis estimados hermanos”.
Este es un pasaje totalmente descriptivo y podemos considerar tres factores que emergen de él de manera natural:
1.     Lo inevitable de la tentación. Pongamos atención en la palabra cuando (v. 13). Nunca habrá un lugar ajeno a la tentación, ni siquiera lo hubo para el monje medieval apartado en un monasterio remoto. Él pensaba que estaba protegido, pero su mente se encontraba ahí intacta, lista para envolverlo en las imaginaciones sensuales más increíbles. No podemos escaparnos de las tentaciones. Nunca.
2.    La tentación nunca proviene de Dios. Esto aparece con toda claridad en el versículo 13. Dios jamás puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie. Debemos recordar que Él es santo. Perfectamente puro. Totalmente separado del pecado. No hay ningún puente de contacto entre el pecado y Él.
En tu próxima batalla con la tentación cuando estés listo(a) para implicar a Dios por lo que sucede, no pierdas el tiempo. Tú recibes atracción y seducción por tu propio desorden de sentimientos (concupiscencia). Es como los robos a los bancos con ayuda de adentro. Tienes que asumir las consecuencias, porque solamente tú eres el responsable. Esto queda totalmente claro en el versículo 14.
3.    Los deseos desordenados (concupiscencia) siempre sigue el mismo proceso. Lee con mucho cuidado Santiago 1: 14, 15 y podrás distinguir nítidamente la escalera descendente. Analicemos juntos detalladamente.
ð  Primer paso: Se lanza el anzuelo con la carnada.
ð  Segundo paso: El deseo desordenado de tu interior (concupiscencia) es atraído por la carnada.
ð  Tercer paso: A la conjunción de ambos sentidos de la tentación si cedes, el pecado ocurre. Siguiendo el ejemplo es cuando muerdes la carnada.
ð  Cuarto paso: Inmediatamente producido el pecado se activan las consecuencias trágicas. Como el pez al morder el anzuelo sella su destino… así terminamos fritos.
Volvamos a lectura nuevamente a Santiago 1: 13-16. Así como encontramos una escalera descendente, del mismo modo nos provee un pensamiento de alerta. ¡¡¡Despierta!!! Es urgente comprender que el ceder a la tentación siempre nos traerá consecuencias trágicas. Aquí hay una advertencia clara y urgente de eliminar todo “juego” con la sensualidad porque siempre se termina perdiendo… dignidad, respeto, credibilidad y confianza.
Recuerda que se asemeja la atracción de Santiago con la de la carnada del anzuelo, si respondes a su atracción el resultado siempre va a ser fatal. Esta significación es segura porque se utiliza en el original griego la palabra técnica que se usa para la pesca.
En la pesca para atraer al pez hay que tener el anzuelo adecuado, con el color y tamaño adecuado, y la correcta carnada, de modo tal que el pez se vea “seducido” o “atraído” por ella y muerda el anzuelo quedando atrapado a expensas del pescador.
Nuestras vidas del mismo modo. Nuestro enemigo, astuto y habilidoso, sumada su experiencia en la materia de seducir, sabe cuál es la mejor carnada para seducirte; conoce tu carácter, horarios, capacidades y talentos, entonces conoce cuál es la mejor carnada para atraernos.
Te hace pensar en una manera muy fácil y cómoda para satisfacer los deseos más íntimos de tu corazón, como cazador experimentado, te conoce, sabe tu comportamiento. Entonces, a menos que nos afirmemos en el poder de Cristo y con plena conciencia (Romanos 12. 1, 2) apliquemos los mismos principios bíblicos que aplicó José, indefectiblemente cederemos a la tentación y al ser atrapados por ese “anzuelo” sufriremos las terribles consecuencias.
Por esta razón Santiago termina con una seria advertencia este tema: “No erréis” (Santiago 1: 16).
Grabemos en nuestra memoria las palabras del evangelio que se mencionan en:
ð  Mateo 4: 1-11… aprende la Palabra de Dios y úsala, cítala en voz alta. Usa la espada contra el enemigo.
ð  1 Corintios 10: 13… Tú no estás solo(a). Clama al Señor y Él te ayudará para soportar y escapar.
ð  Santiago 1: 13-16… No te dejes engañar. El anzuelo caerá inevitablemente. No cedas, si lo haces experimentarás consecuencias trágicas. Si rechazas el engaño y la seducción, permanecerás seguro(a) y confiado(a).
Recuerda esto para toda tu vida, Dios te recompensará cada situación que venzas con dominio propio.


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