Cuidando el físico... diviértanse

La hora en Lima

miércoles, 27 de mayo de 2009

Yo amé a una chica...

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

Amé a una chica... es decir, tuve sexo con ella. Es algo tan normal hoy en día, no hubo presión, ni tampoco compromiso, fue algo de momento, ¿libre? Claro, total no era casada ni ningún otro compromiso. Es más, no recuerdo ni siquiera su nombre pues recién la conocí. Me la presentó un buen amigo, ella es de su casa. Mi amigo conoce a su familia.

La verdad que una situación como esta es muy natural hoy en día en medio de los jóvenes. Esta situación responde a una vida enfocada en alimentar y satisfacer los deseos de la carne, para gratificar la sexualidad. ¿Acaso no debo emplear mis órganos sexuales? Soy joven y libre, debo explorar mi cuerpo. Debo saber si funciono bien dirán algunos muchachos. ¿Por qué está mal usar lo que Dios creó?

Realmente la Biblia nos enseña que Dios creó el sexo y el disfrute del mismo no es pecado. Los deseos sexuales han sido creados por Dios. Son un don de Dios; tal vez el don más precioso que ha recibido un ser humano en su juventud. Pero la existencia de ese deseo no justifica la satisfacción o el uso del mismo de manera indiscriminada.

¿Qué pensaríamos de un muchacho, en medio de la gran ciudad, se encuentra frente a un mostrador de carne en el super mercado y pensara de esta forma: "veo la carne y me da hambre... mucha hambre. La carne despierta mi apetito. Esto demuestra que me ha sido destinada para mí y debo entonces conseguirla. Por tanto, tengo el derecho de tomar una piedra o un arma y amenazar a los empleados para que me den la carne o sino rompo el mostrador y me la llevo"?

Del mismo modo podemos pensar en un policía al cual se le entrega su arma oficial y por el hecho de tener de manera oficial un arma la empieza a utilizar de manera indiscriminada pues piensa: Puesto que me dieron un revolver, debe funcionar; esto implica que dispara, entonces debo dispara sobre cualquiera.

Si al policía se le da un revolver, él es responsable del uso que haga. Lo mismo ocurre con la sexualidad en el ser humano.

Debe ser empleada pero en su tiempo, bajo ciertas condiciones, de manera lícita tal como Dios lo designó. En el fondo de este designio el instinto sexual es un beneficio, un poder de vida y de unidad entre los seres. Fuera de él se convierte en seguida en un instrumento de división y de disgregación, una fuente de crueldad, de perversión y de muerte. La unión sexual fuera de las condiciones divinas no se justifica de ningún modo como expresión de amor.

¡¡¡Ame a una chica!!! por cuanto tuve un momento de sexo frenético con ella o simplemente un buen rato. ¡¡¡NO!!! Mi estimado joven, no has amado a una chica; tú te has acostado con ella que una cosa muy distinta. Has tenido una experiencia sexual; no has tenido una experiencia de amor.

Sabes, el verdadero amor es entrega. El amor da, luego da más, y más, y más... El verdadero amor busca la felicidad del otro, no la propia; busca una relación de confianza y conocimiento mutuo. En cambio la lujuria toma, luego toma más, y más, y más... de manera indiscriminada sin importar que todo se agota. Cuando hoy en día algunos dicen que "te amo", en realidad están diciendo: "quiero tenerte y punto; no a ti, sino lo que me puedes dar; no puedo esperar; te deseo ya y debo satisfacerme, sin tardanza. No me importa lo que luego pase; lo único que me interesa es el hoy, ahora. Tengo necesidad de ti para satisfacer mi deseo. No eres más que el objeto para alcanzar este fin personal. ¡Rápido! quiero poseerte...".

En realidad esto no es amar sino ser egoísta. En lugar de decir que amé a una chica debería decir el joven... "me amé a mí mismo. Con esta intención utilice a una chica".

Decir verdaderamente te amo quiere decir lo siguiente: "Tú, tú sola eres quien debe ocupar todo el lugar en mi corazón, por eso te lo entrego, ahora te pertenezco y dependo de tí. Quiero darlo todo por tí, quiero abandonarlo todo, incluso a mí mismo y cuanto me pertenece. No quiero vivir sino para tí, trabajar únicamente por tí. Estoy dispuesto a recibirte. Quiero ser siempre paciente contigo, no quiero forzarte nunca, ni siquiera con las palabras. Seré siempre transparente a tu mirada, honesto, formal. Quiero que confíes en mi, protegerte, preservarte de todo daño. Quiero compartirlo todo contigo; el dinero, mis pensamientos, el corazón y todo mi cuerpo. Sin ti no puedo proyectar nada. Quiero permanecer siempre a tu lado...".

¿Te das cuenta lo lejos que estás del verdadero amor?

El amor verdadero lleva consigo una responsabilidad que el hombre asume con respecto a la mujer y los dos juntos ante Dios. El hombre no dice nunca "yo", sino "tú"; y los dos juntos no dicen "yo y tú" sino "nosotros". El amor no puede ni quiere cesar nunca. Exige permanencia y fidelidad. Por esta razón, el amor verdadero entre hombre y mujer no se realiza perfectanmente más que en el matrimonio. Este es el motivo por el que ningún muchacho debe pronunciar la enorme palabra "te amo" delante a una chica sino tiene en mente comprometerse y lograr casarse con ella.

Puede pararecer demasiado, pero ese es el amor, demasiado para tan pequeños que somos porque el amor es Dios mismo, Él es amor nos dice 1 Juan 4: 8, 16, Dios no hace nada fuera del amor porque es su esencia misma, tú eres producto de ese amor y estás completo sólo cuando eres amado y amas.

Este es el lugar que le corresponde a tu deseo sexual; debe ser una expresión, entre otras, del amor conyugal. Este es su lugar porque el amor demanda todo lo que hemos presentado y porque tiene su origen en Dios mismo quien lo da todo. Si utilizas al sexo separado del amor, vas preparando un matrimonio desdichado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la reflexion es muy buena ...me hizo recordar a la obra de Carlos Cautemoc Sanches...juventud en extasis.........aunque la verdad esta tan clara como el agua a veces no entiendo porque optamos por el pecado, por el deseo egoista , acaso la carne puede mas que nosotros??.....estoy convencido que no¡¡¡¡¡