Cuidando el físico... diviértanse

La hora en Lima

domingo, 23 de noviembre de 2008

¿De dónde viene la fuerza?

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!
"¿Es que no lo sabes? ¿Nunca lo has oído? El Señor es el Dios eterno, el Creador de todo el mundo. Nunca se cansa ni se fatiga. Nadie puede entender completamente la sabiduría de Dios. Él da fuerzas al cansado y poder al indefenso.
Los jóvenes se cansan y fatigan; los muchahchos quedan exhaustos y caen.
Pero los que tienen su esperanza puesta en el Señor renovarán sus fuerzas. Les crecerán alas como a las águilas; correrán sin fatigarse, caminarán sin cansarse". (Isaías 40: 28-30)
Estas palabras son un desafío para quienes pretendemos vivir todo en la vida, no dejar que nada pase sin ser probado o gustado, sin dejar que otros nos enseñen con su experiencia. En fin, vivir la vida por uno mismo porque no me pasará lo mismo que a los demás.
Esto en realidad es una tremenda osadía, ¿cómo considerar que tenemos el control de los acontecimientos? ¿cómo saber dónde acaban las fuerzas o el ánimo? La realidad es inconmobible, tenemos límites. Estos límites son físicos (la fragilidad de nuestra humanidad), materiales (no podemos tener todas las cosas), morales (los mayores daños se encuentra en nuestro ser interior). Por definición nuestra existencia es limitada, tanto en su inicio como en su final. Nadie sabe cómo vino, nadie sabe cómo se irá.
Lo cierto que así como venimos sin nada, sin nada nos vamos.
Si no podemos controlar nuestra vida, nos encontramos expuestos a todo y por consiguiente vulnerables a una infinidad que cosas, las mismas que más allá de tener una forma física penetran en el alma y ocasionan diversidad de sentimientos y realidades que nos llevan por caminos impensados.
Tal vez nunca pensaste estar en el momento actual de tu vida, ¿no? ¿que podemos hacer ahora? ¿a quién recurrir?
"Jesús se levantó y gritó:
-Si alguien tiene sed, que venga a mí, y beba. Las Escrituras dicen que del interior del que cree en mí saldrán ríos de agua viva" -Juan 7: 37b, 38-
Jesús puede calmar esa sed que te hace ir frenéticamente probando todo; si pruebas lo que Él te da podrás experimentar que puedes dar y no simplemente recibir sin satisfacción. Ven únete a Jesús y conoce el movimiento, con Jesús en el corazón vivirás plenamente, con otra mente y otros ojos para ver las cosas.

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