Cuidando el físico... diviértanse

La hora en Lima

lunes, 21 de diciembre de 2009

No perezosos

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

"En lo que requiere diligencia, no peresozos" (Romanos 12: 11)

"Todo lo que viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas" (Eclesiatés 9: 10).

En estos días de prisa es bueno pararse al borde del camino y sentarse para disfrutar los pequeños detalles de la vida. Pero asimismo será fundamental disfrutar de la comunión con el Creador y oír su voz. Nunca dejaremos de insistir en la profunda necesidad de lograr la intimidad con Dios como base de toda la vida y más aún de la vida de fe.

Pero hay un aspecto que es necesario resaltar, pues muy a menudo lo olvidamos. Nos referimos de nuestro servicio al Señor, la obra que el Señor nos encomienda de manera particular dentro de su propósito. Frente a este encargo, ¿no merecemos la mayoría de nosotros el calificativo de "perezosos"? Es indispensable alimentarse de la Palabra y estudiarla, pero ¿qué pensaríamos de un hombre que pasa todo el día comiendo, sin hacer otra cosa? Sería un monstruo de la pereza y ¿del egoísmo? Somos llamados a ser canales de bendición. Todo canal de regadío tiene dos orificios o extremos. Si se obstruye la entrada de agua, no se puede regar nada: es preciso haber recibido uno mismo para poder aportar a los demás. Pero no es suficiente que la entrada esté libre; es también necesario que el otro extremo lo esté, para que así el agua pueda correr. Nunca olvides que el agua estancada se corrompe, "se abomba". Si egoistamente guardas para ti mismo lo que has recibido de parte del Señor, perderás grandes bendiciones, en realidad estás "escondiendo tu talento en tierra", es una flagrante desobediencia al mandato del Maestro: "Negociad entre tanto que vengo" (Lucas 19: 13). ¡¡¡Cuan preciosa es la experiencia que nos relata el evangelio: "el que saciare, él también será saciado"!!! (Proverbios 11: 25b).

Si muy a menudo permanecemos pasivos y perezosos. Viendo lo que los demás hacen o siendo indiferentes en compartir lo aprendido, es porque nos falta tanto la iniciativa como el tiempo. El tiempo es escaso hoy en día. Vivimos corriendo de un lado a otro, pero ¿representa mucho sacrificio para ti consagrar tres o cuatro horas cada semana para el servicio directo a la obra del Señor? La falta de inciativa es una falta de fe, de fe en el llamado de Dios que nos hace útiles por el poder del Espíritu Santo. La tarea que Dios nos empuja a cumplir debe ser hecha con diligencia y sin titubeos... "Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía" (Jueces 6: 14)-NVI-.

Desgraciado aquel que convierte en su propio jefe, es decir, aquel que hace su propia voluntad. Jeremías 23: 21 y 22 (NVI) mantiene su vigencia claramente hoy en día: "Yo no envié a esos profetas, pero ellos corrieron; ni siquiera les hablé, pero ellos profetizaron. Si hubieran estado en mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo; lo habrían hecho volver de su mal camino y de sus malas acciones". Pero desgraciado también aquel que se resiste cuando Dios le envía.

Un canal en el cual el agua corre libremente debe estar vacío. "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Marcos 8: 34). Negarse a sí mismo, es ahí donde hay que volver siempre; sólo podremos hacerlo al considerar toda la perfección del Siervo por excelencia, del cual pudo escribirse:"No había en Él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable" (Isaías 53: 2b).


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