¿Quién es Jesús?

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!! Después de estas fiestas creo importante una reflexión... ¿Dónde estuvo Jesús? Para algunos encerrado en un templo, para otros en la nostalgia de una película clásica, en muchos casos tan lejos que no recordaron el motivo de esta celebración... otros en cambio vivieron en la más profunda ignoracia de lo que se pretende recordar en los días pasados y ni siquiera tomaron en cuenta el motivo de la celebración. Aquí luego de los días acelerados de semana santa, tomemos un respiro y reflexionemos sobre ¿Quién es Jesús? Es vital la respuesta que demos a esta pregunta pues nuestra vida se verá afectada por ella y determinará el rumbo de nuestros actos diarios.
Si tú consideras que Jesús era un debilucho, un blanconcito que hablaba bonito y despertaba nostalgia con admiración, o un hombre de mano suave como tanto en el cine, la televisión, las reflexiones y los artistas lo han representado estás totalmente equivocado. Jesús realmente era un gran orador y poeta, hablaba cosas impresionantes de las aves del cielo y los lirios del campo. Era reconocido como un gran narrador de parábolas o historias cotidianas, sacaba enseñanzas de una moneda romana y de pescadores arriando sus redes. Sí, era fabuloso estar con Él y oírle hablar.
También era un apacible nazareno que permitía a los niños sentarse en sus piernas y sonreir con ellos. Fue un prisionero silencioso que tuvo perfecta calma ante los gobernantes, sufrió insultos y atropellos sin decir una sola palabra. Pero a pesar de todo eso Jesús era un hombre. Un carpintero con manos callosas. Un hombre con una gran disciplina personal pues acostumbraba a pasar largos períodos en el desierto. Un hombre valiente que hablo sin temor y de manera clara contra las autoridades corruptas llamándolos "sepulcros blanqueados", "guías ciegos" y "serpientes".

El común de la gente tiene un percepción de Jesús sentimental, suave y hasta afeminada pues no mataba ni una mosca. Esto se debe a la ignoracia de quién es realmente Jesús. Él era cordial y humilde. Pero esa cordialidad y humildad no significan la ausencia de fuerza, sino el ser un hombre que sabe controlar su fuerza y sus palabras en el tiempo y en intensidad.

En los evangelios encontramos que más de una vez Jesús entró al templo de Jerusalén, para sacar a un gran grupo de comerciantes y cambistas deshonestos pues comercializaban con las ofrendas para Dios y quitaban el significado de las mismas. Nadie se atrevió a protestar o recriminarle por lo que hizo. Aún más, a pesar que hizo algo por lo cual podía ser severamente castigado, Jesús se quedó ahí, no sólo para enseñar en las escaleras del templo, sino como el evangelio de Marcos relata, para impedir que los cambistas regresaran. Jesús no trataba livianamente el mal, ni reacionaba amablemente ante la hipocresía. No tenía una sonrisa bonachona para todos.

Jesús era un hombre que se sentaba placidamente con los niños, pero también era un hombre que se paraba inconmovible ante la presencia de sus enemigos.

En Lucas 13: 31-33 vemos que Jesús responde con firmeza y seguridad en su propósito y no teme ante la intención de causar sozobra en Él. Es más, llama al rey Herodes zorra, como un desafío directo a su deshonestidad y contubernios con los cuales llegó al poder. Esta es una muestra de la fuerza del carácter y autoridad con la que llevaba adelante su vida, teniendo una seguridad absoluta en el Padre celestial.

En Mateo 23: 1-39 encontramso una vez más la fuerza y la severidad de palabras de Jesús contra los fariseos y maestros de la Ley. Utiliza epítetos muy fuertes para describir a éstos hombres, los llama hipócritas, guías ciegos, insensatos y ciegos, necios y ciegos, serpientes, generación de víboras.

¿A qué Jesús conoces? Te invito a encontrarte con el verdadero Jesús, ese Jesús que tiene todo el poder y transforma la vida de quien se pone en sus manos. Jesús no es débil y seguirle a Él muy por el contrario a lo que se cree, no te hace débil sino te lleva a tener la fuerza de carácter necesaria para ser tu mismo(a). Él murió en la cruz para poder vencer el pecado que mora en ti y de este modo darle sentido y orden a tu existencia.