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La hora en Lima

martes, 29 de septiembre de 2009

Llegando a ser hombre


MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

Se llega a ser hombre aprendiendo a dominarse. El domino es decisivo para lograr el equilibrio y la felicidad en la vida conyugal. Pero sólo se domina uno en el matrimonio cuando aprendió a hacerlo antes, durante el noviazgo.
Usualmente el pensamiento machista dice: “Quiero probar una mujer para saber lo que es eso”. Este es un pensamiento sensorial que no pasa del deseo y del instinto animal al cual hemos rebajado al amor y al deseo humano. Pero el verdadero amor, ese que es profundo porque entrelaza los espíritus nos lleva a querer conocer más que a una chica. En tal sentido es importante aquí tomar en cuanta la dignidad de la mujer y en consecuencia sus sentimientos y pensamientos. Las mujeres tienen su peculiar punto de vista. Por eso es importante oírlas tanto en el fondo como en la forma como dicen las cosas.
Esto es amor y como el amor ha sido puesto por Dios en nosotros debemos aceptarlo y conocerlo en toda su amplitud y trascendencia. Sólo con Cristo en nuestra vida, habiéndole entregado todo nuestro ser para que sea nuestro Señor, y puestos nuestros deseos en la cruz del Calvario para que ahora vivamos por Él una nueva vida podemos entender el verdadero amor y practicarlo.
Debemos advertir que todas las parejas sin excepción están expuestas a la tentación sexual. No hay manera que quedar fuera de esta situación a menos que no tengas enamorado o enamorada. Y aún ahí la exposición se da de otro modo.
Entregar tu vida Cristo no es poca cosa. Es poder. Con su poder vencerás todo tipo de tentación, incluso la sexual. Tal vez cuando empieces tu vida cristiana experimentas esta realidad claramente. Pero cuando nos exponemos al deseo sobre todo cuando nos encontramos con quien amamos (espero), compruebas que eso de tener a Cristo parece lejano e irreal, así es la carne, por eso Pablo afirma en 2 Timoteo 2: 22: “Huye también de las pasiones juveniles…” Porque con ellas no se puede razonar. En el momento de excitación la fe no ayuda. Parece que el Padre no oye tu oración de auxilio; ésta se pierde en el vacío. El deseo es más fuerte Cristo. La pregunta puede ser ¿Por qué Cristo de una vez por todas, no me libra de este deseo?
Parecería en este punto que la experiencia del amor destruyera la fe. ¿O acaso el cree debe huir del amor? Seguro que hay momentos en que tienes miedo. Miedo de ti mismo, miedo de la bestia que dormita dentro de ti. Déjame decirte que te comprendo.
Pero debo decirte que no es Cristo no oiga tu oración de auxilio. Les pregunto en este punto ¿cuál ha sido tu oración? ¿Qué te libre de la sexualidad? ¿Qué es lo que quieres? ¿Ser asexuado? ¿No volver a sentir deseo? ¿Deseas que se te quite parte de tu propia humanidad?
Si tienes fe en Cristo, sabrás que tu cuerpo ha sido convertido en el templo del Espíritu Santo. Si lo que pides es la mutilación del templo, Cristo no te escuchará. Además, la indicación frente a esto es huir, no es controlarte o no sentir, huye, corre lo más lejos que puedas de las situaciones comprometedoras y que te exponen al deseo desenfrenado.
Cristo nos hace capaces de vivir con nuestra sexualidad en el orden que Él estableció. Huyendo de todo momento inapropiado y fuera de lugar para el deseo sexual.
¿El que tiene fe debe huir del amor? Conozco a muchos cristianos que se aíslan y viven replegados sobre sí mismos. Se alejan del otro sexo y creen demostrar con ello que son cristianos maduros y liberados. Se equivocan. El que creen no se aísla, huye del momento peligroso, ese momento que sabemos cuando empieza y de hace cambiar de revoluciones y en lugar de seguir la corriente del deseo inmediatamente se va.
Para que esto sea así Cristo nunca huyó. El vino al mundo. Él fue joven. ÉL tomó las manos de las mujeres, recibió besos de mujeres y lágrimas de las mismas. La relación de Cristo con el mundo era libre y desprendida. Él ha sido el único que ha superado todo. Y lo hizo por ti y por mí, y por todos los que están dispuestos a seguirle y aún por lo que le dan la espalda. Superar significa estar en el camino del dominio de ti mismo. Hacia aquí quiere Cristo llevarte, dominio que implica considerar el peligro y tomar la decisión correcta de alejarse para no quedar expuesto al pecado.
No podemos huir del pecado porque es parte de nuestra naturaleza humana. Tampoco podemos huir de nuestra sexualidad porque es parte de nuestra humanidad más allá del pecado, tu sexualidad se identifica contigo. Te pertenece.
Recuerda esto, sólo quien cree de verdad puede amar de verdad.
¿Hasta dónde puedes llegar? ¿Hasta dónde? Tan lejos como puedas. Mete la mano en la boca del tigre, sui puedes. Pero lo subestimes, ni piense porque está domado puedes poner tu mano en ese lugar. No quemes las etapas de tu enamoramiento o noviazgo. Debes aprender a sentir cuándo llega el momento de tal gesto o de tal caricia. Porque muchos besan tan de prisa y con tanta facilidad que llegan a pensar que no es necesario el cuidado y el arte. El amor verdadero es lento, cuidadoso y nunca se apresura, en su momento se manifiesta y lo hace a plenitud sin forzar ni ofender.
Este amor sólo con Cristo lo puedes experimentar.
“Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. -1 Juan 4: 16-

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