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viernes, 10 de abril de 2009

La Pascua... del Cordero de Dios

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!
En Mateo 26: 2 Jesús pronuncia el contexto en el cual su muerte se daría, esto es importante porque Él viene a ser el sustituto perfecto de un sacrificio sombólico que hasta ese entonces el pueblo de Israel celebraba. La pascua fue el tiempo escogido por Dios para la muerte de Cristo. Él simbolizó lo que el cordero de la pascua había siempre representado.

Jesús había evitado siempre los complots y conspiraciones para matarle que sus enemigos pretendieron llevar adelante (Lucas 4: 29, 30; Juan 5: 18; 10: 39), pero ahora era el tiempo establecido por el Padre. El verdadero Cordero quitaría el pecado del mundo (Juan 1: 29).

En Mateo 26: 26 Jesús pronuncia las palabras: "Tomad, comed; esto es mi cuerpo". De esta forma, Jesús transformó la última Pascua con sus discípulos en la primera Cena del Señor. Jesús es el motivo principal en ambas ceremonias, siendo representado simbólicamente mediante el Cordero pascual en el primer caso, y mediante los elementos en el servicio de la comunión. Su declaración, "esto es mi cuerpo", no pudo haber sido entendida por sus discípulos presentes aquella noche en sentido literal por el valor que dicha fiesta tenía en Israel. Además, de lo inconsebible que sería que el Mesías entregue su vida, pues se entendía la salvación en sentido fundamentalmente material, por no decir socio político.

Mateo 26: 28 menciona "mi sangre del nuevo pacto". Los pactos eran ratificados con la sangre de un sacrificio según la usanza del mundo antiguo(Génesis 8: 20; 15: 9, 10). Las palabras de Jesús aquí son un eco del pronunciamiento de Moisés en Éxodo 24: 8. Pero la sangre del nuevo Pacto no es sangre de animales, sino la propia sangre de Cristo, derramada en remisión de los pecados. Está sangre tiene efecto eterno y su significado transciende el tiempo y el espacio pues es en favor de todos los que creyeron antes de Cristo y después de su obra.

Este no es un tiempo de religiosidad únicamente sino de entender y tomar una decisión sobre qué hacer frente a lo que Cristo hizo por tí. Hoy por Cristo tienes una nueva oportunidad de vivir y darle sentido a tu existir, aceptando lo que Él hizo por tí en la cruz para que tengas vida libre del pecado.

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