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martes, 28 de abril de 2009

La Redención

MJ Más jóvenes... ¡¡¡Locos por Jesús!!!

"siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús". (Romanos 3: 24).

Redención significa "liberar mediante el pago de un precio". Esta doctrina en el Nuevo Testamento muestra el cumplimiento por el sacrificio de Cristo de los tipos o símbolos y las profecías del Antiguo Testamento concernientes a la redención. La doctrina se presenta de manera completa en tres palabras que se traducen "redención":

(1) agorazo, "comprar en el mercado". Esta palabra implica la idea de un mercado de esclavos. Los que son objetos de la redención están vendidos "al pecado" (Romanos 7: 14), y lo que es más, se hallan bajo sentencia de muerte (Ezequiel 18: 4; Juan 3: 18, 19; Romanos 3: 19; Gálatas 3: 10); el precio del rescate es la sangre del Redentor que murió en lugar de ellos (Gálatas 3: 13; 2 Corintios 5: 21; Mateo 20: 28; Marcos 10: 45; 1 Timoteo 2: 6; 1 Pedro 1: 18).

(2) exagorazo, "comprar y sacar del mercado". Los redimidos no están ya expuestos, nunca más a la venta.

(3) lutroo, "soltar", "poner en libertad mediante el pago de un precio". Esta idea la podemos encontrar en Juan 8: 32; Gálatas 4: 4, 5, 31; 5: 13; Romanos 8: 21. La redención se efectúa por medio de sacrificio y de poder del Cristo(Éxodo 14: 30); Cristo pagó el precio; el Espíritu Santo traduce para el creyente la liberación en experiencia (Romanso 8: 2).

Con relación al pasaje de Éxodo 14: 30 se nos presenta el libro de Éxodo como un tipo de la redención. Éxodo es el libro de la redención y enseña:

(1) Que la redención es completamente una obra de Dios (Éxodo 3: 7, 8; Juan 3: 16).

(2) Que la redención se efectúa por medio de una persona (Éxodo 2: 2; Juan 3: 16, 17).

(3) Que la redención se realiza por medio de sangre (Éxodo 12: 13, 23, 27; 1 Pedro 1: 18).

(4) Que la redención se lleva a cabo por medio de poder (Éxodo 6: 6; 13: 14; Romanos 8: 2)

La sangre de Cristo redime al creyente de la culpa y la pena o castigo del pecado (1 Pedro 1: 18), así como el poder del Espíritu te libra del dominio del pecado (Romanos 8: 2; Efesios 2: 2).

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